Hace tiempo que la industria de la fotografía juega con la idea de las cámaras micro 4/3, dispositivos compactos que cuentan con algunas de las ventajas de las réflex, entre ellos la posibilidad de cambiar las lentes o un sensor de mayor tamaño que el de una cámara compacta —cerca de un 30% más pequeño que el de una réflex digital, pero aún así bastante superior al de las cámaras digitales más pequeñas-. El problema es que, por ahora, los modelos compatibles se cuentan con los dedos de una mano. Y aún así sobran tres dedos.
El estándar micro cuatro tercios se anunció el pasado mes de agosto y Panasonic era, por ahora, la única compañía con una cámara en el catálogo, la Lumix G1. Hoy se espera que Olympus anuncie la EP-1, un modelo diseñado como tributo a la cámara PEN de 35 mm., que cumple 50 años. Las especificaciones aún son un secreto pero la imagen de la cámara ya se ha filtrado —la que acompaña al post-. Hasta que punto pueden robar estas cámaras mercado a las réflex o alas compactas es lo que no está del todo claro. Los fabricantes apuntan a las evidentes ventajas del formato. Es pequeño (las cámaras, a diferencia de las réflex, no tienen pentaprisma y el visor es electrónico) y muy versátil gracias a los diferentes objetivos. Pero este tipo de cámaras viene con problemas añadidos, entre ellos el polvo que se cuela en el sensor al cambiar las lentes o la necesidad de hacer una mayor inversión en diferentes juegos de lentes para conseguir resultados interesantes.
Muchos usuarios consideran que una cámara más compacta con una lente fija es más que suficiente —y en muchos casos tienen razón-. Otros creen que una cámara con superzoom ofrece muchas ventajas frente a la réflex tradicional. La mayoría de los usuarios de réflex, después de todo, sólo usan una lente, la que vino con la cámara. A mi me cuesta volver a cámaras con sensores de tamaño inferior a APS-C y por eso miro el micro 4/3 con muy poca envidia. Me gustaría tener una cámara más pequeña y compacta con las posibilidades de la G1 o la EP-1 pero los sacrificios son demasiados y no tengo del todo claro que se justifique con los resultados.
El Mundo, 15 de junio
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